El estilo que marcó
una nuevo inicio en los ideales futbolístico y que permanece hasta estos días,
tuvo su nacimiento o primera muestra, como deseen llamarlo, en el seleccionado
de un país que durante muchos no asistía al torneo más importante de
selecciones, 36 años en ese entonces, y de igual forma recién se integraba a la
órbita de las potencias mundiales del balompié. La selección holandesa y Rinus
Michel, el inventor de este nuevo estilo, se iban grabando en la memoria de sus
aficionados a medida que apabullaban a los rivales que se les presentaban en el
camino, gracias a su forma de jugar, que priorizaba la presión en todos los
sectores del rectángulo verde. No se llevaron la copa a casa, pero lo que sí se
llevaron, sin lugar a duda, es la admiración, respeto y aplausos de todos,
hasta de los argentinos, a los cuales golearon.
Durante cuatro años
los holandeses era los dominadores de la máxima competición europea de clubes,
Copa de Europa, comenzando por el Feyernoord Rotterdam (69-70) y terminando en
el tricampeonato del Ajax de Ámsterdam (70-71/71-72/72-73). Michel aprovechó el
buen momento de futbolístico de su país y tuvo como principales armas a los
jugadores más destacados de esos conjuntos, como Johan Neeskens y William van
Hanegan, piezas fundamentales en la obtención de la ‘orejona’ en el Ajax y
Feyenoord respectivamente. Johan Cruyff, el conductor y figura principal en el
tricampeonato de la escuadra capitalina se encontraba, en ese momento, jugando
para el Barcelona de España.
Finalmente, después
de haberse clasificado sin perder ningún encuentro, era el momento de demostrar
todas sus virtudes y consagrarse como la mejor selección del mundo. Comenzaron
su participación el Mundial ante Uruguay. Dos goles de Johnny Rep le otorgaron
la victoria a los ‘tulipanes’ y consiguieron sus primero dos puntos. Su
siguiente encuentro, contra Suecia, no pasó de un empate, el cual sería el único partido en el que no anotaron
goles. El último encuentro de grupo los
enfrentaba a Bulgaria, selección a la que golearon 4-1 con dos goles de
Neesken, Rep y De jong. La segunda ronda los ubicó en el Grupo A junto con
Argentina, Brasil y Alemania Oriental. Los ‘gauchos’, el rival a vencer en su
debut en esta nueva fase, observaron la mejor versión de Cruyff y como les encajaba
dos goles. Krol y Rep finalizaron el ‘póker’ de goles. En su segundo partido
debían enfrentar a Alemania Oriental, la más débil de las alemanias y, además,
no contaba con ningún jugador de renombre, razones por las cuales Holanda los
sobrepasó sin problema alguno y venció 2-0 (Neeskens y Rob Rensenbrik). Su encuentro final de ronda se enfrentaba a la vigente campeona,
Brasil, la cual poseía la misma cantidad de punto. Pero Neeskens y Cruyff se
encargaron de asegurar su acceso a la final con sus presencias en el marcador.
Alineación titular de la seleccion holandesa de ese año
Era su momento de
consagrarse, se encontraban en la instancia final, eran los que mejores jugaban y contaban en su
once con el mejor de todos. Pero el fútbol no siempre es lógico y justo. A
veces pierde el que mejor juega y gana el de fútbol menos estético. Y Alemania
se encargó de volver a comprobar y rectificar (sucedió algo similar en el
Mundial de 1954) esa frase.
A los dos minutos de
haber iniciado el encuentro, Neeskens puso adelante a su selección mediante un
penal. Pero duró poco la felicidad, luego del tanto de Paul Breitner (23’)
también desde los doce pasos. Y
finalmente, Gerd Muller, a dos de acabar la primera parte anoto el gol
postrero, eliminando el sueño holandés y consagrando a los ‘Panzer’
Cuatro años después,
en Argentina, corrieron la misma suerte de llegar a la final, pero el
desenlace
fue el mismo: se retiraron derrotados.